Me viene a la memoria
tu risa, tu llanto,
tus caprichos...
pero de tu nombre,
no recuerdo.
¿Será que estoy olvidando
los fonemas de tu amor,
para que lentamente
te vayas perdiendo
en oleajes del recuerdo?
El final del tormento tu nombre se acerca,
y presurosa se embarca en la nave de mi olvido.
Zarpa del puente de mi pecho
y se aleja para siempre.
Ninguna gaviota lo sabe.***