Lloran las nubes de mi ternura.
No pueden soportar tu abandono.
Los faros, timón de mis ojos,
se dirigen a desprender su luz
y mi dolor se refugia
en las madrigueras del silencio
cual velero en busca de arrecifes...
Se ahonda mi pena
y araña las sonrisas del alma.
Te fuiste dejando la flor marchitada,
en el pantano de mi pecho.
Te vas y dejas la hiel
de viuda negra en mis sienes.
Mátame si puedes…
pero no permitas que lo hagan
tus recuerdos.
La nostalgia es la mejor asesina
de un amante corazón.***
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