En un atardecer de agosto,
se apagó el canto de las aves,
y calló su melodía
el aire y el cancionero de los ríos.
Se acerca el final,
mi alma está intranquila
presiente que se avecina
el fin de nuestro amor.
Mis suspiros realizan viajes,
y en lo clandestino despiertan
a las lágrimas de tus recuerdos.
El día se pinta de tristeza,
la noche llega descorazonada,
y la decepción se posa en mi pecho
cual tuquitos carcomidos de dolor.
Los ojos del amor,
encienden las llamas de la muerte,
y calcinan nuestra pasión
que jamás se consumiera.***
No hay comentarios:
Publicar un comentario