Hoy se posa el infortunio
en el jardín de mi alma,
la angustia deposita dolor
en las linternas de mis ojos,
mi dolor galopa por mis venas
y en silencio me apuñala.
El silencio transita sin boletos
por todos los paraderos de mis venas.
Esa fortuna amarga y cruel
me saldó la vida,
por amar la fruta prohibida.
Tanta pasión derramé
en mis copas de jerez y vino,
y en las calles del secreto,
tantas promesas pérdidas
en un rincón del tiempo escancié....
que me pregunto en esta tarde:
¿De qué sirvió amarte
para perderte sin conocerte?
¿De qué me sirvió ser correspondido,
cuando tu amor es prohibido?
¡La cascabel, siempre asesina...!!***
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